En esta ocasión nos reunido todos en la rotonda de la Bandera Española, en la carretera de Fortuna, con el fin de introducirnos rápidamente en la Comunidad Valenciana, más concretamente por tierras alicantinas. Inicialmente nos dirigimos hacia la localidad de Pinoso; el día ha salido aciago, la carretera nos recibe con niebla espesa y mucha humedad, lo que hace que el asfalto esté resbaladizo y por ello nuestro ritmo es más lento y cuidadoso.
Siguiendo la carretera RM-423 alcanzamos y cruzamos la localidad de El Salado Alto y el Rodriguillo. Ascendemos y cruzamos la pequeña sierra de la Espada, desde lo alto comenzamos a ver nuestro primer destino, la población de Pinoso, poco después hacemos una primera parada en el bar Poli.
Tras un fugaz café y algo más, bajo la atenta mirada de la torre del Reloj de Pinoso, proseguimos el recorrido en dirección Villena, la niebla persiste y aparecen unas pequeñas gotas de lluvia.
Alcanzamos y cruzamos esta localidad de Villena, se aprecia en lo alto del promontorio de San Cristóbal el castillo de la Atalaya del S.XII, propiedad del Marqués de Villana, D. Juan Pacheco (1445).
Por el camino, el paisaje es nuestra mejor recompensa, plagado de pequeños cultivos de secano, almendros y huertos familiares escondidos entre las pequeñas lomas de esta sierra alicantina. Comenzamos a rodear el Parque Natural de la Sierra de Mariola por su vertiente norte, la carretera se va revirando; curva tras curva, entre pequeños puertos, alcanzamos la localidad de Muro de Alcoy. Este lugar está integrado en la comarca del Condado de Cocentaina y se encuentra situada a 75 kilómetros de la capital.
Continuamos por esta serpenteante carretera CV-700 llena de divertidas curvas y con unos paisajes profundos, pero con un alma triste, se aprecia durante varios kilómetros los efectos del incendio forestal que la arrasó. Aun así y viendo la profundidad de los valles y la fortaleza de sus montañas desnudas de forestación, hacen agradable el paisaje y paramos para disfrutarlo en su extensión, frente a nosotros tenemos la sierra del Almirall con su inconfundible garita forestal y sus antenas.
Proseguimos el recorrido y poco después volvemos hacer otro alto en la famosa Cova de Rull; una cueva que fue descubierta en el año 1919 por Josep Vicent Mengual, apodado el “tío Rull”.
Dos kilómetros después de abandonar la cueva llegamos al punto más extremo y destino de este recorrido, la población de Vall D´Ebo, a partir de aquí comenzamos el recorrido de vuelta.
Continuamos nuestra marcha para descubrir un pequeño tesoro escondido a los pies de la sierra de la Carrasca.
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Vista de la población de Vall D´Ebo |
Desde Vall D´Ebo tomamos el camino asfaltado llamado “Camí Tarrenyes de Castells”, que en dirección Suroeste (SW) se dirige hacia Castell de Castells. Se trata de una pista asfaltada de 9,3 km de longitud, transitable por cualquier tipo de vehículo, poco después de introducirnos en este increíble barranco alcanzamos el Camino del Pla de Petracos. Este entorno por el que circulamos es de especial belleza, sobre todo si se transita en la época en la que los almendros se encuentran en flor. Nos encontramos inmersos en un profundo barranco de altas y férreas paredes calcáreas; un poco después desembocamos en el barranco de Malafi, encajado también entre abruptos riscos. Todos estos barrancos se encuentran a los pies de la sierra de la Carrasca.
Este camino a través de profundos barrancos confluye en el cruce con la carretera CV-720, aquí tendremos dos carteles informativos que nos indican que a la derecha se encuentra Castell de Castells y a la izquierda Benigembla. Nosotros continuamos hacia la derecha en dirección a la localidad de Castell de Castells.
Tras cruzar esta localidad y siguiendo la carretera CV-752 alcanzamos el puerto de Sa Creueta (780 m.), en este lugar hacemos una nueva parada para descansar y admirar el paisaje, esta carretera discurre entre las sierras del Carrascal de Parcent a la izquierda y la de Aixortá a la derecha.
Seguimos nuestro recorrido para descubrir un pequeño mirador llamado “As Pou”, donde hacemos una corta pausa con el fin de admirar las hermosas vistas que desde el se tienen de la sierra de Bernia (1128 m), Sierra del Ferrer (898 m), Sa Caseta des Moros, Penyes de Benissalim, Tárbena, etc., un abrupto relieve de la Marina, compuesto de sierras de estructura calcárea fracturadas por profundos valles, un remanso de paz en medio de esta singular sierra alicantina y con unas vistas del entorno que se graban en la retina para siempre.
Continuamos por la carretera CV-715 para poco después llegar a una joya escondida entre las montañas de la Sierra del Ferrer, me refiero a la localidad de Tárbena– un pueblo con mucho encanto; es un balcón con vistas al Mediterráneo, un lugar desde el que se puede ver el mar y respirar el aire puro de la montaña. Tàrbena, como muchos otros pueblos de las Marinas, fue repoblado por familias mallorquinas tras la expulsión de los moriscos en 1608.
Tras otra nueva parada en el mirador del mismo nombre y contemplar las vistas, retomamos nuevamente el recorrido sobre esta curvilínea carretera hasta llegar al museo de las motos antiguas. Aquí hacemos una amplia parada para visitar este curioso museo y comer a su vez, en un restaurante que hay junto a el.
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OSSA 175 SPORT. |
Después del avituallamiento volvemos a las motos y continuamos el recorrido, ahora en dirección a una localidad visitada por el grupo en una anterior ocasión, me refiero a la población de Guadalest.
Al paso de las distintas poblaciones, que en sus nombres dejan ver el pasado árabe por estas tierras (Guadalest, Benimantell, Benifato, Confrides, Benasau y Benillova), Frente a nosotros contemplamos la sierra de Xortá.
En esta última población repostamos combustible y continuamos por la carretera CV-787 en dirección Benifallin.
Vamos dejando una bella estampa de Benilloba a nuestra espalda, curva, tras curva nos vamos acercando a Benifallin, esta sinuosa y cómoda carretera sigue la dirección del Barranc dels Horts, a lo largo de este recorrido nos acompaña un paisaje boscoso cubierto de pinos y carrascas, así como también pasaremos junto a cultivos de olivos y almendros.
Alcanzamos esta pequeña localidad de Benifallin y proseguimos por la carretera autonómica CV-785, una carretera de poco tráfico, de unos 6 metros de ancha, con señalización vertical y horizontal, que discurre por una zona encantadora por su belleza paisajística y tranquilidad.
Esta carretera autonómica desemboca en la N-340, seguimos por ella durante unos 4 kilómetros, momento en el que entramos en la autovía A-7 por el acceso número 453.
Conducimos por esta A-7 hasta la salida número 469, momento que la dejamos para continuar por la CV-80 en dirección Sax. Poco después la abandonamos para seguir por la CV-830 que nos introduce en la población de Sax.
Este municipio está ubicado en la comarca del Alto Vinalopó, de poco más de 10.000 habitantes, el origen de su nombre parece ser que en latín Saxum = peñasco, es debido a la puntiaguda mole rocosa sobre la que se alza su castillo, y alrededor de la cual apareció esta villa.
VISTA DEL CASTILLO DE SAX |
Siguiendo la carretera CV-830 atravesamos esta localidad bajo la atenta mirada de su castillo del siglo XIV, para seguir dirección a la localidad de Salinas. Al sur del casco urbano de este municipio alicantino de poco más de 1700 habitantes, hay una gran laguna salada al que da nombre.
La cuenca de estas Salinas tiene una doble alimentación hídrica, al confluir en ella tanto flujos de aguas superficiales como profundas. El agua que llega en superficie, lo hace desde los barrancos de las sierras que la circundan y tienen un carácter intermitente. La alimentación con aguas subterráneas se deriva de la existencia de materiales calizos y dolomíticos, los cuales son capaces de acumular agua.
Dejamos este pequeño municipio y seguimos conduciendo, ahora algo más rápido porque la noche se nos viene encima, por la misma carretera hasta confluir en la CV-83, al llegar a este cruce tomamos hacia nuestra derecha en dirección a Pinoso durante 2 kilómetros, hasta llegar a la rotonda y tomar la salida en dirección a La Romana.
A buen ritmo, por ser una carretera acondicionada desde hace poco, llegamos y cruzamos La Romana, para continuar en dirección a la Algueña.
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Iglesia de San José, (Algueña) |
La Algueña es un municipio alicantino frontera con la región murciana y de poco más de 1400 habitantes, enclavado en una zona de llano cerca de las Sierras del Reclot y del Acayat, un pueblo agrícola dedicado al cultivo de la vid, el aceite, la almendra y a la industria del mármol.
Poco después alcanzamos la pedanía de El Cantón, es un pequeño pueblo perteneciente a la pedanía de Abanilla (Murcia), el cual se encuentra situado justo en el límite de las provincias de Murcia y Alicante, sus habitantes se sustentan, principalmente, de la industria de mármol que comenzó allá por los años setenta del siglo XX, actualmente tiene unas 27 canteras en activo. Esta localidad también es una tierra de miel, pasas, higos y almendras. Con estos productos se obtienen exquisitos dulces, tales como las almojábanas, almendrados o pan de higos.
Nosotros cruzamos esta localidad abanillense, así como los municipios de Macisvenda, Barinas y Fortuna. Llegamos nuevamente a la rotonda de la bandera española, dando por finalizada esta intensa ruta motera por las sierras del interior de Alicante.
Nosotros cruzamos esta localidad abanillense, así como los municipios de Macisvenda, Barinas y Fortuna. Llegamos nuevamente a la rotonda de la bandera española, dando por finalizada esta intensa ruta motera por las sierras del interior de Alicante.