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sábado, 17 de febrero de 2024

RUTA MOTERA ENTRE CASTILLOS; LA ATALAYA EN VILLENA Y BIAR.

 


La comunidad Valenciana tiene mucho que ofrecer, paisajes, historia, cultura, lugares emblemáticos, momentos históricos, etc., por ello en la ruta de hoy queremos visitar y conocer algunos de los muchos pueblos bonitos de la provincia alicantina, esas villas que tienen mucho que ofrecer y por ello enamoran al visitante.
En esta ocasión el grupo motero RIDERS OF MURCIA ha preparado un recorrido para visitar dos ciudades emblemáticas como son Villena y su vecina Biar.
Dos ciudades con un gran pasado histórico que han dejado huellas que perduran a lo largo del tiempo.

VILLENA: es una vieja ciudad coronada por su más característico símbolo: un antiguo castillo de origen árabe, el castillo de la Atalaya. A su alrededor ha crecido la población tanto musulmana como cristiana según el momento histórico, a la que rodean extensos campos de cultivo. Después de la Reconquista fueron sus señores varones de ilustre linaje, los Manuel, Aragón y Pacheco; y constituyó, durante muchos años, la capital de un extenso marquesado que influyó en la historia nacional. Población fronteriza y puerta de entrada entre el Levante luminoso y la austera meseta.

VISTA DE VILLENA ACTUAL, DONDE ESTUVO EL BARRIO CRISTIANO.

VISTA DE VILLENA ACTUAL, DONDE ESTUVO EL BARRIO MUSULMAN.

BIAR: una villa del interior de Alicante, uno de los pueblos más
lindos e históricos, una atrayente localidad de la comarca de Alto Vinalopó, rodeada por los montes de Sierra Mariola que brindan una vista fenomenal y por hermosos parajes naturales, como los del Pi de la Tosquera y El Pantano de Biar.

VISTA DEL CASTILLO DE BIAR.

Su legado histórico-artístico se compone de obras como el Castillo de Biar, las ermitas de Ntra. Sra. De la Gracia, de los Santos de la Piedra, etc., a los que hay que sumarle el Acueducto Ojival.

ITINERARIO:

PARTE DE EQUIPO MOTERO RIDERS OF MURCIA.

Como siempre, quedamos a las 8,30 para salir del aparcamiento de una gran superficie en el casco urbano de Murcia, a continuación vamos en busca de la autovía A-30 y seguir por la A-7 hasta la salida de Fortuna 559B y posterior RM-423. Proseguimos por un pequeño y bonito tramo de buena carretera curvilínea entre el embalse de Santomera y el Espacio Natural de Coto Cuadros.
Siguiendo la carretera cruzamos la urbanización de Los Periquitos y llegamos a la rotonda de la Bandera Española, lugar donde nos esperan otros integrantes del grupo motero Riders of Murcia.

Una vez todos juntos iniciamos el recorrido siguiendo esta RM-423 en dirección Yecla/Pinoso.
Tras un tramo de aproximadamente 33,5 kilómetros de magnífica carretera con preciosos paisajes, entre los que destacan los badlands que forman lo que se conoce como el desierto de Abanilla o también la Palestina murciana, así como las vistas de las sierras de El Corqué, de Barinas, de Quibas, etc., entramos en Villena y hacemos la primera parada para descansar y almorzar.
Como en ocasiones anteriores, lo hacemos en el restaurante Poli.


Pinoso es una población alicantina a los pies de una enorme colina llamada Cabezo de la Sal, en el que se toman muy en serio los sabores y aromas de la tierra.
Tiene una población de poco menos de 8.000 habitantes.
Pinoso, también conocido como El Pinos lleva el nombre de los pinos que cubren los rangos de las zonas de montaña, esta localidad ofrece un estilo de vida rural.
Pinoso se independizó de Monóvar en 1826 y es una ciudad próspera principalmente por su producción de vino y la extracción de sal y mármol. La provincia de Alicante produce el 25% de la producción de mármol en España, de esta cifra Pinoso produce el 97% de Monte Coto.


Finalizado el almuerzo retomamos la carretera cruzamos Pinoso y continuamos por la C-3223 en dirección Yecla. Una cómoda carretera con poco tráfico y con distraídas vistas de las sierras del Carche, de las Pansas y del Serral.
A unos 14,3 kilómetros de la anterior rotonda en la salida de Pinoso, llegamos a un cruce que veremos a nuestra derecha y que nos indica la dirección de Villena. Dejamos la carretera y nos introducimos por esta nueva vía que en poco más de 20 kilómetros nos lleva a la entrada de Villena.
Esta carretera que discurre en dirección casi Noreste (NE) siguiendo la sierra de Salinas, tiene un magnífico firme y algunas curvas interesantes, que hacen que este tramo sea rápido y divertido.
Poco después llegamos al aparcamiento junto a la oficina de Información y Turismos que se encuentra en la base del castillo de la Atalaya en la parte alta de Villena.
Tras comprar las entradas (3€) para realizar la visita al castillo, nos juntamos con el resto de visitantes y el guía, el cual nos acompañará y explicará todos los pormenores de este impresionante bastión del S. XII.

VISTA DEL CASTILLO DE LA ATALAYA

VISTA DE PARTE DE LA TORRE DEL HOMENAJE, MURO Y ANTEMURAL

Este castillo se encuentra en una cresta de la sierra de la Villa, a 730 metros de altitud, Surge en el siglo X la primera fortificación de Villena; el castillo de Salvatierra.

LOS RESTOS DEL CASTILLO DE SALVATIERRA s.X
Durante dos siglos será el único castillo en la zona que controlaba la histórica vía de comunicación que suponía el paso del río Vinalopó, hasta que, en el siglo XII, los almohades edifican en un promontorio de la misma sierra la fortaleza de La Atalaya para frenar el avance cristiano. En este momento el castillo consta de una torre de dos plantas y una muralla que conforma el patio de armas.

Las dos fortalezas convivierón juntas hasta que en el siglo XIV, se abandona la de Salvatierra, quedando solo el de La Atalaya. Tras soportar tres ataques, en 1240 se rinde ante las tropas de Jaime I el Conquistador, y pasa a formar parte de la corona de Aragón.

PARTE DEL GRUPO Y EL GUIA 

Tras estas primeras explicaciones de Vicente, nuestro guía en la visita al castillo, entramos y continúa con las explicaciones.




En 1244, tras la firma del Tratado de Almizra entre las coronas de Castilla y Aragón, la fortaleza pasa a manos castellanas. Pocos años después, Alfonso X el Sabio crea el Señorío de Villena y lo cede a su hermano pequeño D. Manuel, que le proporciona una sustanciosa renta feudal, quedando en el centro de este señorío el castillo de La Atalaya.


A la muerte de don Manuel en 1283, el señorío fue heredado por su hijo don Juan Manuel, de tan solo 1 año de edad. A principios del s.XIV, el noble castellano emparentará con el reino de Aragón, mediante el compromiso con la hija de Jaime II, doña Constanza, una niña de 6 años que permanecerá retenida en La Atalaya hasta cumplir los 12 años, para poder celebrar la boda-compromiso. Para custodiar a la infanta, don Juan Manuel refuerza las defensas del castillo en 1308, construye un salón de recepciones y edifica una ermita dedicada a la Virgen de las Nieves. Además, manda levantar una muralla en torno a la villa cristiana.
El Señorío de Villena permanecerá en manos de la familia Manuel hasta 1366. Momento en el que pasa a manos de don Alfonso de Aragón, quien luchando al servicio de Castilla, recibe en recompensa este territorio en la forma de Marquesado de Villena.
En 1445 El rey Juan II de Castilla otorga el marquesado a don Juan Pacheco, en agradecimiento a sus servicios a la corona. Este noble realiza una serie de reformas en la fortaleza, levanta dos plantas superiores en la torre de del homenaje y construye el antemural, quedando tal cual hasta nuestros días.
En 1467, el título de Marqués de Villena pasa a su hijo, don Diego López Pacheco, quien finaliza las obras. Así permanecerá hasta 1467 cuando López Pacheco sufre la rebelión de la baja nobleza villenense, quienes apoyados por los Reyes Católicos, firman en el castillo de Belmonte en 1480 las capitulaciones, por las que la población y castillo pasan a formar parte de las posesiones de la corona.



CASTILLO DE LA ATALAYA:
1º ANTEMURAL: Construido en el siglo XV, encontramos la puerta de entrada formada por dos cubos semicirculares flanqueando el huevo de acceso, conformando por un arco de sillería al exterior y otro rebajada al interior realizado en ladrillo.




2º POTERNA. Salida de emergencia, puerta de acceso al exterior de la fortaleza de reducidas dimensiones y camuflada con suave tapial.



3º ALAMBOR: refuerzo exterior de fuerte inclinación a lo largo de la parte baja del antemural, cuya función era la de mantener a distancia máquinas de asalto, como las bastidas, escaleras, etc.



4º LIZA: espacio entre el antemural y la muralla que aumentaba las defensas del castillo al facilitar los movimientos de las tropas, pudiendo alojar también algunos servicios.




5º MURALLA: su origen en el siglo XII, aunque su imagen actual proviene de las reformas efectuadas por los Pacheco, quienes ampliaron y recrearon sus tramos en el siglo XV.




6º ADARVE: parte superior de las murallas o del antemural, protegida por una línea de almenas, que permitían el paso de centinelas y la distribución de tropas por toda la fortaleza.





7º POLVORÍN: situado en el interior de un torreón circular se encuentra una pequeña estancia que también pudo destinarse al cuerpo de guardia



8º PATIO DE ARMAS: este gran espacio que queda en el centro del castillo y que estuvo rodeado de diversas estancias que se apoyaban en la parte interior de la muralla, constituía el lugar en torno al cual giraba la vida de sus habitantes.



PATIO DE ARMA VISTO DESDE LA TORRE DEL HOMENAJE.



9ºALMENAS: prismas de piedra ubicados sobre las murallas y torres con el fin de protegerse del ataque enemigo. La mayoría del almenaje actual es fruto de las restauraciones efectuadas a mediados del s.XX.





10º ALJIBE: depósito con capacidad para 100.000 litros de agua. Contaría con un sistema de captación de agua de lluvia. Resultaba fundamental para soportar los duros y largos asedios.

ENTRADA A LA ALJIBE EN EL PATIO DE ARMAS


VISTA DEL INTERIOR DE LA ALJIBE EN EL PATIO DE ARMAS.

11º LA TORRE DEL HOMENAJE: es el elemento más dominante y representativo de todo el castillo. Al ser el lugar más protegido, en ella se encontraba el puesto de manto y constituía el último reducto defensivo de la fortaleza. Sus dos primeras plantas están cubiertas con dos esplendidas bóvedas almohades de arcos entrecruzados. Exteriormente esta parte de la torre se decoraba con un acabado de líneas de cal, conocidas como “falso despiece”, características de las obras militares almohades.


Las dos plantas restantes, correspondientes a la ampliación llevada a cabo por los Pacheco, se cubren con un artesonado de madera y una bóveda de cañón ligeramente apuntada construida de ladrillo.
La torre se remata con ocho torrecillas cilíndricas, muy usuales en los castillos castellanos levantados en el siglo XV, debajo de las cuales se encuentran esculpidos los escudos heráldicos del segundo Marques de Villena, Juan Pacheco.






Aun son visibles los impactos de artillería producidos por los proyectiles disparados durante el asedio sufrido en 1707, en el transcurso de la Guerra de Sucesión española.

PUERTA DE ENTRADA A LA TORRE DEL HOMENAJE

Ya en el interior de la Torre del homenaje, Vicente nuestro guía nos muestra una serie de grafitis realizados por distintos presos, ya que durante los siglos XIII-XIX, coincidiendo con la guerra de sucesión y de independencia, el castillo se convirtió en improvisada prisión.



Estos grabados se realizaban mediante la incisión en la superficie ennegrecida, están formados por una serie de motivos que ofrecen información acerca de sus autores y de la circunstancias en las que se encontraban cuando fuerón dibujados. Destaca por su antigüedad el símbolo islámico de la Mano de Fátima.








También encontramos en la última planta la estancia de D. Juan Manuel. Príncipe de Villena.



don Juan Manuel, es el primer caso reconocido en la literatura peninsular de escritor consciente de su propia obra. Por ello, quiso dejar para la posteridad una copia de toda su creación literaria.
Esta labor se hacía por monjes dominicos en el Scriptorium, o lugar para escribir.
En el s.XIV los libros eran un bien escaso, lo cual los hacía valiosos objetos a proteger de posibles robos o daños a los mismos.  Por eso y para evitar tambien que se desordenarán, se colocaban en estanterías sujetos por cadenas, de ahí el nombre de "libros encadenados".













Uno de los conflictos que más huella dejó en el castillo fue la Guerra de Sucesión. En 1707, Villena como aliada del bando borbónico, permanecía defendida por 150 soldados franceses y algunos españoles al mando del capitán de la Grossetete. Esta guarnición tuvo que hacer frente al duro asedio de las tropas austracistas del 17 al 24 de abril, quienes dispararón contra el castillo con seis cañones desde la salida hasta la puesta del sol.


Los daños ocasionados en sus defensas aún hoy son perfectamente reconocibles.
Otro episodio que sufrió este baluarte fue la ocupación francesa durante la Guerra de la Independencia. En abril de 1813, durante la retirada del ejército napoleónico al mando del mariscal Suchet, la fortaleza quedó en ruinas tras la orden de volar la torre del homenaje, destruyendo parcialmente sus esplendidas bóvedas almohades.


















Tras esta entretenida y cultural visita al castillo de La Atalaya en Villena, retomamos nuestras monturas para dirigirnos a la vecina localidad de Biar. Una distancia de 7,7 kilómetros son los que la separan.



Desde la lejanía se distingue perfectamente la silueta de un imponente y soberbio castillo, ubicado en lo más alto del pueblo, a unos 750 metros de altura sobre el nivel del mar y construido en la edad media, de origen musulmán.
Construido por los almohades en el siglo XII, conserva parte de su doble muralla resaltando además la hermosa y estilizada Torre del Homenaje. Se comenta que la cúpula almohade en su interior, es rara para una edificación militar como ésta, y además una de las más antiguas, ya que data del Siglo XII.





Alcanzamos y cruzamos esta población para dirigirnos a otro enclave importante, en esta ocasión visitamos la ermita de Ntra. Sra. De la Gracias, patrona de la villa de Biar.




El Santuario consta de tres naves, la central cubierta con bóvedas de crucería, recubierta con estucos y pintura al fresco, con nervaduras en cuyas claves se representan el sol, el escudo de Biar y el escudo de Aragón y las naves laterales que forman capillas cubiertas con cúpulas ciegas sobre pechinas. El presbiterio es rectangular, elevado por tres escalones de mármol blanco y delimitado con una barandilla de hierro.






Como es habitual en los santuarios marianos de nuestra zona, el altar tiene un camarín que, junto con el trasaltar, forma un espacio propio, aislado, donde se alberga la imagen de la Virgen. Esta pieza es obra del escultor valenciano Juan Estellés.
Anexada a esta construcción observamos la vivienda del ermitaño, y junto a ésta la Hospedería que fue durante unos años residencia de los Capuchinos Franciscanos, orden religiosa que permaneció en Biar durante 321 años.


Por el camino de la Virgen dejamos este tranquilo y bonito lugar religioso, para enlazar con la carretera CV-799 en dirección Castalla, un tramo de especial belleza, ya que cruzamos las sierras del Reconco y el Flare, alcanzado entre ambas el puerto de Biar de 815 m., una zona boscosa y de hermosa vegetación típica mediterránea.
Antes de llegar a Castalla nos desviamos hacia la derecha para coger la autovía CV-80 en dirección Sax, nuestra siguiente meta.
Alcanzamos y cruzamos Sax por uno de sus laterales, por la calle Lope de Vega, que desemboca en la carretera CV-830 por la que continuamos nuestro recorrido, ahora en dirección a la localidad de Salinas.
En este lugar hacemos una parada y puesto que es una hora tardía, nos quedamos a comer en una cafetería-restaurante que se encuentra junto a una plaza.
Un menú bueno a buen precio, el ambiente entre los comensales es relajado y divertido, apetece reir, hacer bromas, comentarios sobre el recorrido, de aquellos lugares que nos han impactado, etc.


Finalizada la comida, es hora de partir y continuar el recorrido, el cielo se ha cubierto de espesas y oscuras nubes y a pesar de la amenaza de lluvia, tenemos la intención de acabar todo el recorrido tal y como está programado.


Volvemos a cabalgar nuestras monturas y proseguimos el recorrido por la carretera que traíamos, cruzamos y dejamos esta villa de Salinas y proseguimos por ella hasta confluir con la CV-83, muy cerca del cruce de la pequeña localidad de El Fondó.
La carretera discurre por una zona llana entre las sierras de La Sima a nuestra derecha y la Umbría a nuestra izquierda.
Proseguimos unos kilómetros en dirección Pinoso, hasta alcanzar la siguiente rotonda donde cogemos la carretera CV-834 en dirección a La Romana.
Desde aquí y por la vía CV-840 seguimos en dirección a la localidad de la Algueña; este municipio de la Comunidad Valenciana, situado en el suroeste de la provincia de Alicante, en la comarca del Vinalopó Medio. Cuenta con 1.341 habitantes.
Se nota la humedad del ambiente, las nubes más negras si cabe deshilachan pequeñas cortinas de agua, que indican la zona por donde está lloviendo.
Nuestro recorrido ahora es hacia una de esas cortinas de agua, seguimos por la carretera A-9 en dirección a la pequeña localidad de El Cantón.
Es una pedanía que pertenece al municipio murciano de Abanilla, a pesar de ser de Murcia, se encuentra en el límite de la provincia que limita la Región de Murcia con la provincia valenciana de Alicante. Por ello, no es raro encontrar que algunos de sus 100 habitantes hablen valenciano.
Está estrecha carretera de buen asfalto discurre entre las sierras de Barinas y del Cantón a nuestra derecha, y la de los Flares a nuestra izquierda.
Al final de la misma confluye con la carretera con la CV-845, la cual seguimos ahora en dirección a Hondon de los Frailes.
Desde el centro de esta localidad parte la carretera CV-873 que es la que tomamos ahora en dirección al municipio de Albatera. Este tramo de aproximadamente 13 kilómetros es el más esperado, por tener un mayor aliciente en la conducción, ya que tendremos un buen rato de divertidas curvas para cruzar la Sierra de Crevillente.

Una vez alcanzada la localidad de Albatera y de callejear durante unos minutos, la dejamos y proseguimos por un camino asfaltado que discurre entre huertos de cítricos y que en poco más de 16 kilómetros de cómoda y tranquila conducción a través de amplios huertos de naranjos y limoneros, desemboca en la carretera Abanilla/Santomera.
Empezamos a notar una suave y escasa lluvia que no dificulta la conducción segura.


Tras un corto periodo de descanso,  continuamos en dirección Santomera con el fin de acceder a la autovía A-7 y por ella llegar a Murcia, dando por finalizada la ruta.






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